Este partido los jugadores no le echaron ganas, parece que solo tenían ganas de juerga, la apatía en el juego fue la tónica del encuentro, con lo cual el entrenador cogió un mosqueo tremendo, cuando montamos al autobús de vuelta a Conil, los jugadores seguían de juerga incrementada aun más, como si les diera igual que habíamos perdido por Cinco a Uno, y el clamor de todos era que el entrenador hiciera una parada en el camino e invitara, y el entrenador dijo que se pararía en el Minigolf , y así se hizo, el autobús paró en la Casa de Postas, y cuando todos los jugadores y el entrenador hubieron bajados, este le dio la orden al conductor del autobús para que se fuera, y como es natural la invitación fue a que se pusieran en fila todos los jugadores y vinieran andando hasta Conil, con lo cual todos aprendieron que había que ser más serios, y que la entidad no podía permitir, que los partidos no se jugaran con toda la garra y disciplina que se les enseñaba.
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